El número de fallecidos por la colisión de un bus de flota Pullman, que venía desde Chile, contra un camión maderero se elevó en las últimas horas a 17 (16 chilenos y una boliviana), mientras que las personas heridas suman 31.
Alrededor de las 21.40 del martes 19, ese vehículo, que llevaba 45 pasajeros bolivianos, chilenos y de otras nacionalidades y cubría la ruta Arica-La Paz, alcanzó la población de El Tolar, a unos 85 kilómetros de La Paz.
La empresa chilena de transporte Pullman anunció que enviará buses de Arica y Santiago para repatriar los restos de los fallecidos.
La presidenta Michelle Bachelet ofreció condolencias a los familiares de las víctimas fatales e instruyó al Ministerio del Interior efectuar todas las gestiones necesarias en tal sentido.
Los investigadores del Organismo Operativo de Tránsito creen que la principal responsabilidad de la tragedia recae sobre Gregorio A. (45), el conductor del camión, quien no portaba su licencia y estacionó su vehículo sobre la carretera sin haber colocado una señal luminosa a 100 metros para evitar choques.
Como consecuencia del impacto, 11 personas perdieron instantáneamente la vida, otras dos en el trayecto a un centro de salud y otras cuatro en el Hospital Corazón de Jesús, de El Alto.
Gregorio A., chofer del camión Volvo azul con placa 1267–ETH, que provocó el accidente, fue aprehendido por la Policía e imputado por el fiscal Juan Carlos Choque de los delitos de homicidio y lesiones graves y gravísimas en accidentes de tránsito, que es penado con tres años de reclusión, según el Código Penal.
El chofer declaró que detuvo su camión porque se le presentó una falla en el motor, había dejado señales como establece el Código de Tránsito y permaneció estacionado en la vía desde las 21.00.
Los investigadores no hallaron las mencionadas marcas de advertencia, paja y piedras, como sostuvo el chofer.
Historias entre fierros retorcidos
Alexandra Sandoval, herida en el accidente, visitaba Bolivia por primera vez, con sus dos hermanas y su padre. Explicó que la unidad tenía un retraso de tres horas con respecto a su itinerario e imprimía velocidad en procura de recuperar el tiempo perdido.
“Sólo sentí el golpe y quedé atrapada entre los asientos y posteriormente pude salir y vi, delante del bus, al camión que no tenía ningún tipo de señalización”. El relato fue hecho desde la cama 5, sala 5, del Hospital Corazón de Jesús.
Yusef Panoso (18) refirió que en alguna medida el conductor del ómnibus en el que iba fue responsable del accidente, por el retraso, que resultó de desperfectos mecánicos que se presentaron el sector de Poconchile, a media hora de Arica, donde los 45 pasajeros bajaron del vehículo para alimentarse mientras se subsanaban los problemas técnicos.
“Cuando el bus chocó, intenté salir, pero mis piernas estaban atrapadas entre los asientos. Mi madre estaba también atrapada y me dijo ‘Estoy bien’ en tono bajo”.
En la morgue del Hospital de Clínicas, los familiares debían buscar entre cuerpos destrozados por el impacto.
El conductor del camión no portaba licencia de conducir.
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