Según fuentes oficiales, el trágico suceso ocurrido en la ruta Santa Cruz-Trinidad tuvo lugar, cerca de las 16:00, en dirección de la comunidad Los Ángeles, donde dos motorizados colisionaron de frente. Fallecieron casi en el acto el conductor Julio Chuquimia N. (51) y su hija, Giovana Chuquimia Felipe (24), soltera y de profesión profesora. Los heridos en el vehículo manejado por Chuquimia son su esposa Lucía Felipe N. (50), un niño de 10 años, y César Mocho Chávez (22), novio de la infortunada maestra. Los adultos se encuentran en estado grave en el hospital San Juan de Dios. Esta familia regresaba de Concepción, donde disfrutó de un retiro espiritual organizado por una congregación evangélica, comentó Amanda Durán Rodríguez, de la iglesia Adventista.
Los otros lesionados son el brasileño Vilmar da Silva (30), su esposa, Concepción Muñoz Espinoza (32); sus hijos, Rosa Adriana y José Mauricio, de seis y 10 años; Marlene Mabiti Salvatierra (29); su esposo, José Antonio Guasase Sepia (30), y los hijos de ambos, Andrés, de 10 meses, y Johnny, de dos años, que iban a bordo de la camioneta conducida por Da Silva.
Se conoce que los miembros de la familia Da Silva venían de visitar su propiedad y que en el camino alzaron a Guasase y a los suyos para acercarlos a su casa. El fiscal Freddy Pérez informó de que se está tratando de establecer cuál de los conductores provocó la desgracia. Adelantó que ambos estaban sobrios.
El otro hecho luctuoso sucedió en Azuzaquí, a 11 km de Warnes, durante una carrera de buggies por la sexta fecha del campeonato departamental de automovilismo, que se disputaba por caminos vecinales. Conforme a los testigos, un ebrio cruzó intempestivamente la ruta del circuito e hizo que uno de los coches se despiste y se lleve por delante a cuatro concurrentes. El impacto resultó mortal para Andrés Montero Castedo (40), Wilfredo Romero Cabrey (15) e Ismael Cuéllar Aricano (11), que perecieron en el acto, mientras que José Herman Durán (16) sufrió quemaduras en el pecho. Vecinos de la comunidad indicaron que en el lugar no había franjas de seguridad para los espectadores y que los organizadores no coordinaron su actividad con las autoridades de Azuzaquí; eran muy pocos los que sabían de la competencia, por lo que muchos no tomaron precaución.
Luego del infortunio, algunos corredores dieron una cuota y entregaron Bs 2.000 a cada familia de los muertos, lo cual no dejó conforme a los dolientes porque quieren que el autor del hecho sea procesado en la justicia y que los organizadores del evento asuman su responsabilidad. “Pido al que atropelló a mi hijo que se haga presente, porque hasta el momento no sabemos quién es. Dijeron que estaba preso, pero es falso”, señaló Rosmery Aricano, madre de Ismael.
El fiscal Anuncio Piérola dijo que desconoce la identidad del piloto, pero se lo ubicará para citarlo a declarar. Ronny Aguilera, presidente de la Asociación de Automovilismo de Warnes, aclaró que la organización de la carrera corrió por cuenta de los pilotos de buggies. Indicó que se ha ayudado a las familias con lo que se ha podido y que ayer se pagó $us 1.300 para una operación de Durán. Dijo que están viendo la forma de juntar más dinero en favor de los afectados. “Fue un accidente; en una carrera nadie va a matar sino a divertirse”, expresó el dirigente y agregó que había control en las curvas, pero la desgracia sucedió en una recta.