sábado, 7 de enero de 2012

Encuentran los cuerpos sin vida de las cinco personas desaparecidas

La Policía encontró el sábado los cuerpos de las cinco personas desparecidas el último día del pasado año y el vehículo en el que viajaban en un barranco de al menos 180 metros, a 20 minutos del puesto de control de Urujara, camino a los Yungas.
El Batallón de Bomberos encontró esta mañana a las cinco personas desaparecidas sin vida. El vehículo y los cuerpos fueron localizados a 180 metros de profundidad, debido a que se embarrancaron en el lugar conocido como "boca y sapo", a 25 minutos del sector de La Cumbre.

El teniente coronel Juan Carlos Flores, Comandante de Bomberos Antofagasta, informó que en el momento se realizan los trabajos de recuperación de los cinco cadáveres de la accidentada pendiente.


"Puedo indicar con certeza de que se trata de las cinco personas, por el vehículo que estábamos buscando, en este momento estamos en investigación, pero suponemos que ha sido preliminarmente un accidente, pues el vehículo está a unos 180 metros y los cuerpos están diseminados por el lugar", informo Flores.


Al momento se espera a personeros de la Fiscalía y la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) para que se realice una inspección del lugar y se recaben las pruebas necesarias.


ANTECEDENTES:

Las cinco personas que desaparecieron la madrugada del 31 de diciembre del 2011 en la ciudad de La Paz trabajaban en la misma oficina, sin embargo, no todos eran amigos. El encuentro de la noche del viernes fue casual en un local mientras celebraban el cumpleaños de dos de ellos.


Marcelo Rollano celebraba el cumpleaños de su amigo de Álvaro Molina y de una amiga de ambos, Luisa Rojas. Luisa cumplió años el jueves 29 de diciembre y Álvaro el viernes 30. Junto a ellos estaba Wilma Ticona. Los cuatro se reunieron en Doña Chela, un boliche juvenil ubicado en inmediaciones de la Plaza del Estudiante, en el centro paceño, contó a Oxígeno, Zenaida Soraite, tía de Rollano.


En el mismo local, pero por otro motivo y en otra mesa, estaban también, Víctor Quispe y Danilo Choquevillca. "Ellos dos conocían a las dos muchachas y se acercaron a saludar, eran sus jefas. Desde ese momento se quedaron en la misma mesa, pero no eran amigos ni de Álvaro ni de Marcelo, entre copas comenzaron a entablar conversación", contó Soraite.


Todos ellos trabajan en la Administradora de Servicios Portuarios de Bolivia.
Cerca de las 3.00 de la mañana, todos salieron del lugar. En la puerta estaba estacionado un vehículo con placa de control 2250-HAD, color Beige, una vagoneta Nissan, tipo Murano. Pertenecía a Víctor Quispe, desde hace dos o tres años mensajero de la oficina.

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